Oscar se ha convertido en un gran amigo con el que paso hasta el amanecer charlando y tomando licor casero. Si se manifiesta Edgar, ya no pienso invitarle a nada, pues la última vez me dejó la bodega temblando.
Hoy he quedado con Mary, que solo bebe té, y aprovecharé para pedirle su opinión sobre la criatura de mi último libro, una niña llamada Alicia.
Historia para Microduelos a sangre de Luminaria, I Encuentro de narrativa fantástica de Zaragoza, Septiembre
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