Espejito,
espejito. ¿Quién es la más hermosa de este reino? La ocurrencia se le escapó,
junto con una risotada, mientras el retrovisor de un coche aparcado oscilaba al
pintarse ante él los labios. Venía un
poco afectada por varios gintonic, canturreando una de Abba y danzando sin
gracia ni estilo. La policía esperaba en la puerta de su hogar. Dentro, el
príncipe de la casa, desnutrido, sucio y mal vestido, derramó un mar de
lágrimas.
En
el Tribunal no necesitaron más pruebas. ¡Cuentecitos a mí!, dijo el magistrado,
solicitando la presencia de Frestón, colaborador ocasional en algunos juicios. Tras
las palabras mágicas adecuadas se levantó la sesión. La madrastra intentó
abandonar la sala con porte regio, a pesar del sapo que llevaba adherido al
rostro. Fue enjaulada al pie de un enebro. En lo sucesivo habría de saciar el
apetito del batracio con parte de los alimentos que le proporcionaban para sí,
pues de no hacerlo, el animal le devoraría la cara.
Escrito para el espacio Érase otra vez de Aragón Radio año 2016. Fanfiction con frase de arranque propuesta del famoso cuento infantil "Blancanieves" y libre desarrollo posterior.